«Cruzamos el Rubicón»

Bélgica llegó a Rusia con el objetivo de jugar 7 partidos y lo consiguió superando nada menos que a Brasil en los cuartos de final del Mundial por 2-1 con goles de Fernandinho en contra y De Bruyne. Los Diablos Rojos igualaron su mejor participación histórica en una Copa del Mundo y «vamos a ver qué pasa ahora».

La alegría no es solo brasileña.

Ayer se cumplieron 4 años de aquellas palabras de Alejandro Sabella al término del triunfo de Argentina por 1-0 sobre Bélgica en los cuartos de final de Brasil 2014, logrando así avanzar a semifinales de un Mundial después de 24 años. Ese día también se terminó la participación de los Diablos Rojos en la Copa del Mundo, tras 12 años sin jugar torneos importantes, cumpliendo con la tarea de meterse entre los 8 mejores y sucumbiendo ante un rival que lo superó tácticamente y le tiró la camiseta encima. Se cerraba la primera etapa del proceso.

Si a ese Mundial Bélgica llegó con el mote de «sorpresa», a Rusia lo hizo con el de «candidato», aunque de los de segunda línea, debido a su inexperiencia. Ya fuimos repasando en este espacio cómo el equipo fue dando muestras de su madurez en distintos aspectos a lo largo de los partidos y, siguiendo en esa línea, hoy se graduaron al eliminar a Brasil y asegurarse así su mejor participación en una Copa del Mundo. 

Digo la mejor, porque es la segunda vez que Bélgica se mete en semifinales y la anterior fue en México 1986, donde terminó cuarta tras las derrota contra Argentina en semis y Francia por el tercer puesto.  En ese Mundial, los Diablos Rojos ganaron 3 partidos, y solo uno en los 90 minutos (contra Irak en fase de grupos). Después, sacaron a la Unión Soviética en octavos en la prórroga y a España en cuartos por penales. En Rusia 2018, los dirigidos por Roberto Martínez ganaron sus 5 partidos jugados hasta acá y ya se aseguraron como mínimo igualar ese cuarto puesto.

Entre Henry y Hazard consolaron a Neymar. (Photo by Lars Baron – FIFA/FIFA via Getty Images)

El objetivo de Bélgica en la previa del Mundial era claro: jugar 7 partidos. Quedó a las puertas 4 años atrás; con la experiencia adquirida, Eurocopa mediante, la intención era «cruzar el Rubicón». Pero no solo eso, porque el cuadro podría haber sido más «amigable» y cruzarnos un Suecia, por ejemplo, en el camino. La última prueba que le faltaba superar a este equipo, para afuera, pero más que nada para ellos mismos, era vencer a un rival de primer nivel en un partido oficial y en una instancia decisiva. Romper esa barrera psicológica de la que tanto habló Roberto Martínez en la previa. Y encima, le tocó asumir ese desafío nada menos que contra Brasil, pentacampeón del mundo y máximo candidato al título en Rusia, tanto en la previa como durante el desarrollo del certamen.

Hoy Bélgica aprobó ese examen final. Le ganó a Brasil por 2-1 en los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018 y se clasificó a semifinales por segunda vez en su historia. Ahora, obvio que se puede soñar con el título estando tan cerca. Pero lo que pueda venir de acá en más será «bonus». Este equipo ya hizo historia.

Cambiar para crecer

Hablando ya del juego y del partido en sí, Martínez hizo algo que a veces no es sencillo -y que, siguiendo con el paralelismo, supo hacer muy bien Sabella en esta misma instancia en 2014-, corregir tras una victoria. El 3-2 a Japón en octavos fue épico, pero dejó al desnudo las falencias defensivas del equipo y Bob tomó nota. Sabía que jugando así contra Brasil no tenía chances. ¿Qué hizo? Lo mismo que contra Japón, y más.

Respecto a nombres, repitió los cambios que metió para dar vuelta la historia en Rostov: Fellaini en lugar de Mertens y Chadli por Carrasco. Y así se anunció el 11 a una hora del partido contra Brasil, con el mismo esquema de los juegos anteriores. Sin embargo, en el momento que Brasil movió del medio quedó al descubierto la innovación táctica del español: línea de 4 en el fondo con Meunier, Toby, Kompany y Vertonghen; 3 mediocampistas: Fellaini, Witsel y Chadli; y 3 atacantes: Lukaku, De Bruyne y Hazard. Witsel era el encargado de seguir a Coutinho, mientras que Fellaini ayudaba a Meunier por derecha para neutralizar a Neymar y Chadli hacía lo mismo por izquierda con Willian. La otra sorpresa era la posición de Lukaku, recostado por derecha para tapar la salida de Marcelo. De Bruyne le hacía sombra a los centrales y Hazard tapando a Fagner.

Los 11 titulares. (Photo by Etsuo Hara/Getty Images)

Martínez decía en la previa que, a diferencia de los partidos anteriores, esta vez el candidato era Brasil. Ellos iban a tener la responsabilidad y deberían asumir el protagonismo; algo que, en palabras del entrenador, pudo haberle pesado a los Diablos Rojos contra los nipones. Fue así que Bob decidió cederle la iniciativa al equipo de Tite e intentar lastimar de contragolpe. Un libreto que funcionó bastante bien en el primer tiempo, a pesar de los desajustes defensivos. El pase de marcas entre Lukaku, Fellaini y Meunier por el sector izquierdo del ataque brasileño, el más frecuentado con las subidas de Marcelo y las combinaciones entre Neymar y Coutinho, tuvo muchos problemas en la primera mitad. Además, se notaba el nerviosismo de los defensores belgas con la pelota en las salidas.

Así y todo, Bélgica aprovechó una jugada fortuita para ponerse en ventaja a los 13′ con el autogol de Fernandinho. Si los Waffles tenían inconvenientes para contener los embates del rival, la defensa brasileña no sabía qué hacer para neutralizar al tridente De Bruyne, Hazard, Lukaku en los contragolpes. De uno de ellos vino justamente el segundo gol. Un corner en defensa que toma Courtois, sale rápido con Lukaku, Romeo gira con la marca encima y empieza su carrera; corre unos 50 metros esquivando rivales, descarga en De Bruyne, quien saca un latigazo de derecha al segundo palo y pone el 2-0 a los 31′. El segundo gol llenó de dudas a Brasil, que se dio cuenta que si seguía atacando a lo loco y chocando contra Courtois le iban a meter el tercero. Optó por bajar una marcha y esperar al descanso.

Apareció cuando más lo necesitábamos. (Photo by Laurence Griffiths/Getty Images)

En el complemento el partido cambió sustancialmente. Urgido por el resultado, Brasil no paró de atacar y lo hizo muy bien. Bélgica, en cambio, ajustó las marcas y se defendió mucho mejor que en el primer tiempo, pero no pudo aprovechar las contras que tuvo para terminar de sentenciar el encuentro. Tite acertó con los cambios, especialmente con la entrada de Douglas Costa, y ni hablar de Renato Augusto, que 3 minutos después de entrar a la cancha metió el 1-2 gracias a una asistencia magnífica de Coutinho.

Por varios momentos Brasil asedió a Bélgica, que parecía aguantar como podía. Y con un Courtois brillante. Porque, sin Courtois, hoy Bélgica no ganaba. Mostró seguridad en todo momento, cortando centros peligrosos y volando de palo a palo con cada intento de Brasil. Pero la verdad es que todos jugaron bárbaro. Cumplieron con su rol a la perfección. Demostraron que, salvo contadas excepciones, los partidos los ganan los equipos, no los jugadores. Entre Fellaini y Meunier se encargaron de que viéramos el peor partido de Neymar en Rusia 2018. Una pena que Thomas se pierda el próximo partido por acumulación de amarillas; hoy fue incansable por derecha, demostrando una concentración en defensa que pocas veces le habíamos visto.  El Kapy despejó las dudas que dejó contra Japón y fue el caudillo que el equipo necesitaba el fondo.

¿El Mundial de Hazard? (Photo by Catherine Ivill/Getty Images)

Para la FIFA, la figura fue De Bruyne. En las redes oficiales de los Diablos Rojos eligieron a Courtois. Cualquiera se podía llevar el galardón, pero yo se lo doy a Hazard. El 10 está jugando como lo que es: crack y capitán. Entiende todo. Y maneja todo. Ya sea para apilar rivales, conducir en velocidad o hacer descansar al equipo ganando faltas. Fagner va a tener pesadillas con Eden esta noche. No  se la pudo sacar en todo el partido, le debe haber hecho, por lo menos, 5 faltas. No habrá salido en la foto de ninguno de los dos goles, pero hoy fue vital y supo ser también ese líder que se espera de un capitán.

Bélgica se graduó y sacó al máximo candidato. Pero está claro que estos muchachos no se conforman y ahora quieren más. Ya hicieron historia, pero están a 2 partidos de convertirse en leyenda. A partir de ahora, puede pasar lo que sea. Hoy, Brasil era el favorito. El próximo martes, en San Petersburgo, es 50/50. Francia también es un equipazo, que viene de menor a mayor y que seguramente estuvo atento al partido de hoy, tomando nota de las variantes tácticas de Martínez. A ver con qué nos sorprende Bob…

¡DALE! (Photo by Lars Baron – FIFA/FIFA via Getty Images)

Por Joaquín Mosquera (@joaquinmosquera)

Un comentario en “«Cruzamos el Rubicón»

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